Era 1 día como otro...me había despertado entre gritos que no cesaban criticando mi manía por no hacer nada y ser una vaga... y así transcurrió el largo y pesado día...en clase...estudiando...mirando el reloj a cada segundo que pasaba pensando que había sido toda una hora.
Por fín, conseguí conciliar el sueño después de un buen rato, que se me hizo eterno, pensando en él y en lo que estaría haciendo mientras yo giraba y giraba entre mis sábanas. Era como una herida en la que yo misma me hurgaba cada domingo que marchaba. No me importaba llorar, porque cada una de esas saladas y diminutas lágrimas que caían de mis ojos acariciando mi rostro...eran por él...sabían a él...
Pero, una vez sumergida en un profundo sueño (del que, pienso, no podría haber despertado sin ayuda) , no soñé con nada, aunque más tarde, llegué a la conclusión de que mi vida real superaba a mis sueños...por eso no necesitaba imaginación si quiera...
Aunque lo que jamás olvidaré es aquella figura, que se me antojó extraña de ver en mi cama, que me pareció atisbar cuando sonó mi despertador. Y es que, yo no me encontraba en mi casa, con mis crudos pensamientos en la soledad, alejada de él. Yo habitaba desplomada en una gran cama que no se parecía lo más mínimo a la mía...y no había sido un despertador el que me había extraído del más profundo de los sueños. No, alguien cuyos labios me resultaban familiares me había besado a la vez que con una de sus suaves manos me estaba acariciando mi mejilla de una forma sorprendentemente habitual........ Era él.....!!
Yacía a mi lado, observándome...con esa mirada apasionada, eso produjo que, involuntariamente las comisuras de mis labios se elevaran levemente, produciendo una sencilla y normal sonrisa comparada con la suya, siempre perfecta.
No me importaba dónde me hallaba ni porqué... ya que me encontraba con él, rodeando mi cintura con sus brazos y susurrándome al oído una y otra vez las 2 palabras (siempre unidas) más maravillosas que a pronunciado el ser humano jamás: ¡te quiero!